Historia de Ibiza

La historia de Ibiza tiene datos desde muy lejanos tiempos de los cuales vamos a intentar explicar los más brevemente posible.
Los primeros pobladores del archipiélago Balear y de Ibiza se cree que procedieron de la península Ibérica. La primera ocupación conocida se cree que tuvo lugar el 4500 a.c. Si bien al principio se establecieron cerca de la costa, viviendo en cuevas, poco a poco se fueron expandiendo por toda la isla. Como nota curiosa, el nombre del archipiélago Balear proviene del griego "ballein" (tirar con honda), ya que los habitantes de las islas eran muy hábiles en el uso de esta arma. Se dice que se enseñaba a los niños desde pequeños, y es que las madres colocaban un alimento en la rama más alta de los árboles y los niños no podían comer hasta que no consiguieran acertar y hacer caer al alimento con la honda. En cambio los Fenicios sí se establecieron en la isla en el 650 a.c. Su primer asentamiento tuvo lugar en Sa Caleta, sobre los acantilados del sur de Ibiza.

Durante la época Púnica (550-146 a.c.), la historia de Ibiza fue ligada al la del imperio cartaginés. La agricultura alcanzó su gran esplendor en esta época gracias a olivares, higueras, árboles frutales y campos de trigo. También durante esta época la ciudad de Ibosim (Ibiza), exhibía un templo dedicado al dios de la Sanación (Eshum), en lo que hoy es el barrio de Dalt de la Vila (ver sección Descubrir Ibiza). De hecho Ibiza adquirió fama como centro espiritual ya que se adoraba a la diosa del amor, fertilidad y la muerte, nos estamos refiriendo a la diosa Tanit.
Como consecuencia de todo ello, en Ibiza se asentó el mayor cementerio del Mediterráneo, ya que también se creía que si una persona era enterrada en la isla, accedería más rápido al más allá. En el 146 a.c. y tras la derrota de Cartago en manos del Imperio Romano, Ibiza pactó con Roma una doble identidad Romano-Cartaginesa. Esta época duró unos 200 años y fue una época próspera.
Los Vándalos sucedieron a los más de 500 años de dominio Romano. Estos nuevos colonizadores habitaron en la isla por unos 80 años, siendo considerado su dominio, de gran tensión por las diferencias entre las diferentes religiones que habitaban en la isla.
Los árabes transformaron la isla, introduciendo técnicas de regadío, cultivos de arroz y azúcar de caña. Durante la colonización Árabe, la isla pasó en manos de diferentes dinastías, siendo su suerte diversa, según el período y dinastía a la que perteneció. A pesar de ello, parece ser que su expulsión no fue completa, puesto que en Ses Figueretes aún quedan grandes núcleos de asentamientos árabes, aunque algunos autores apuntan que su presencia ha podido ser mucho más reciente.
Ibiza destacaba entonces por dos razones históricas fundamentales: La primera de ellas es que Ibiza se encuentra en un enclave privilegiado, ya que se encuentra enmedio de muchas rutas comerciales en el Mediterraneo occidental, por lo que las paradas en la isla eran muy frecuentes, y era un punto vital a dominar para controlar el comercio de la zona
La segunda razón tenía mucho que ver con los recursos que la isla ofrecía. Y es que de las Salinas de Ibiza, aun en funcionamiento hoy en día, se extraían grandes cantidades de sal, vital para los largos viajes marítimos. La sal actúa como conservador de los alimentos, por lo que la sal que se extraía de Ibiza, de gran calidad, era muy importante. Hoy en día la sal tiene un valor mucho menor, pero de ese tiempo y de la importancia de sal, han quedado en palabras como salario, ya que a veces el sueldo se cobraba en sal.
La unificación de los reinos de Cataluña y Aragón bajo Jaume I, fue clave para la conquista de Ibiza en 1235. Jaume I introdujo algunas facilidades para reactivar el comercio y aumentar la población de la isla, como la Carta de Població (Carta de Ciudadanía), que auspició el asentamiento de catalanes, y por consiguiente del catalán en la isla. La peste bubónica (1348) diezmó la población llegando a ser de tan solo 500 habitantes a principios del siglo XIV. El problema de la peste con el de los piratas, impidió que la isla se repoblase hasta el 1687.
De la época de los corsarios en Ibiza, corsarios significa lo mismo que piratas, solo que es la forma de llamar a nuestros piratas, nos ha quedado el recuerdo en forma de monolito en el puerto de Ibiza, en especial por las gestas de Antoni Riquer Arabí, héroe corsario ibicenco.
La victoria de los castellanos en la Guerra de Sucesión Española (1702-1714), planteó un nuevo escenario en la isla, empezando por el cambio de la denominación, que pasó de Eivissa a Ibiza. La isla sufrió por haber respaldado a los perdedores de la guerra civil, y pasó a ser una remota isla olvida de la España centralista, y su economía prácticamente se paralizó durante el siglo XIX.

En el siglo XX se produce la guerra civil española, siendo Ibiza dividida por los contendientes de uno y otro lado. Familias enteras se enfrentaron y algunas heridas quedaron abiertas. Durante la Guerra Civil tuvieron lugar algunos hechos verdaderamente dramáticos y otros con final feliz, como ocurrió en el Puig de na Ribas, posteriormente convertido en Montecristo. La lengua y cultura catalanas fueron también aquí suprimidas por más de 40 años, hasta la muerte del dictador y la recuperación de la democracia.
En el siglo XX en Ibiza tuvo lugar el fenómeno hippie. Este fenómeno tuvo lugar en la década de 1950, que es cuando se establecieron los primero beatniks. Precios bajos, la belleza de la isla, una población tolerante, y el que en Ibiza hubiera una comunidad artística y gente de izquierdas, fueron algunos de los motivos que promovieron el movimiento hippie en la isla. En la actualidad, y gracias al turismo, el archipiélago pitiuso es una de las zonas más atractivas, con mejor calidad de vida y con mayor renda por cápita de España.

Ibiza: de la antigüedad hasta hoy

Ibiza y Formentera forman una unidad geográfica e histórica suficientemente diferenciada de Mallorca y Menorca, y no es extraño, entonces, que antiguamente fueran conocidas con un nombre propio: Islas Pitiüsas.
Las dimensiones de Ibiza –aproximadamente 40 km por 15 km hacen que no presente grupos de tipo comarcal, y los diversos paisajes están ligados, de hecho, a un conjunto presidido por la ciudad de Ibiza, la tradicional “Vila”. La forma natural de ordenación del territorio es la parroquia, y así, excluyendo la capital, los núcleos de vivienda permanente se llaman San Antonio, Santa Eulalia del Río, San Carlos, San Miguel, San Juan, San José, San Rafael…
La historia de Ibiza comienza a documentarse con los cartagineses, que la ocupan en el año 654 antes de cristo; seguramente aprovecharon la situación de la isla para instalar en ella una base comercial y marinera y explotaron las salinas, que han sido siempre una estimable fuente de recursos económicos.
La ciudad de Ibiza tiene un puerto muy activo, y la parte antigua se enfila en una colina, imagen característica cuando se llega en barco. Esta zona denominada Dalt Vila es un recinto con mucho carácter, a pesar de la diversidad de sus elementos. Le dan acceso las murallas, con solemnes puertas, y más arriba comienzan a amontonarse las casas, que a menudo combinan la cal de la fachada, tan popular, con una estructura o unos detalles señoriales. En la parte superior está la catedral, el castillo y el Museo Arqueológico, muy interesante. Entre las murallas y el puerto está Sa Penya, que es el viejo barrio marinero. La Ibiza antigua, y sobre todo Dalt Vila, está llena de calles empinadas que pasan del silencio más puro al bullicio de las horas turísticas.
La Ibiza cartaginesa está enterrada bajo la ciudad actual, y de su importancia es testimonio la necrópolis de Puig dels Molins.
Recorrer la isla es una maravilla, porque es un espacio pequeño donde se encuentran rincones y lugares muy diversos y sugestivos, plenos de magia y encanto.
El turismo ha provocado un cambio radical en Ibiza. Ha pasado de una vida básicamente agrícola y pescadora a una fase de expansión muy rápida. Los ibicencos ya no emigran como antes, sino que reciben inmigrantes, atraídos por las nuevas necesidades de servicios y también industriales, porque la construcción y sus actividades complementarias cogieron gran empuje. La ciudad de Ibiza se ha extendido a través de nuevos barrios turísticos y residenciales, y en otros lugares, especialmente San Antonio y Santa Eulalia los hoteles se han multiplicado.
Una gran parte del turismo es joven – el movimiento hippie se enamoró de Ibiza, y después de Formentera – y también hay que mencionar la presencia de un mundo artístico y cultural, que por otra parte siempre ha caracterizado Ibiza, donde bajo la influencia de los cartagineses se producían magníficas terracotas.
Del arte popular de Ibiza, destaca la arquitectura de las casas rurales, de volúmenes cúbicos, a los cuales se amplían según las necesidades familiares o agrícolas.
La artesanía, el vestuario y las joyas populares son de gran valor, y en el campo de la música sobresale el ball pagès, baile típico cuyos máximos exponentes son la curta y la llarga.

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